Saioa Lorentz

De niña, Saioa Lorentz pasaba su tiempo en el taller de “shape” de su padre, en Bidart. Aún recuerda tanto el polvo, como el olor de la resina. Deslizaba su mano infantil alrededor sobre las tablas para poder captar la diferencia entre un “rail boxy” y otro más pinzado. "Ya era una manitas a esa edad, siempre me interesó. Pero también fue bonito ver a papá tener éxito en su trabajo, verle florecer ". Ser hija de un shaper con renombre y reconocido en la escena europea, podría haberle dado la sensación de esperar de ella que imitara la figura paterna, sin embargo, Axel Lorentz la dejó llegar al surf por su cuenta, con la distancia necesaria para que naciera en ella una pasión natural. "En verano, iba a clases de surf. Los fines de semana, buscaba a mi padre en el agua o intentaba coger espumas con las tablas pequeñas que quedaban en la playa. Cuando tenía unos 10 años, iba al “Bidarteko”, el club de Bidart, y a la adolescencia, lo dejé todo. Mis amigas iban a bailar o a gimnasia, así que me harté un poco de ponerme el traje de neopreno mojado. Siempre tuve la libertad de hacer lo que quisiera.
«El shape reúne todos los requisitos de todo lo que me gustaba en la escuela de arte: el trabajo manual, la concepción et le diseño.»
Después del bachillerato, sabiendo que le gustaba hacer cosas con las manos, empezó instintivamente a estudiar Artes Aplicadas en Bayona, la región que la vio nacer y donde creció, una región con un carácter que se le parece. "En el País Vasco hay una verdadera identidad detrás del territorio. Es un país muy arraigado, y me gusta la cultura que emana de este. Sus elementos, su entorno, es una región que me nutre. Fue durante los estudios de “Beaux Arts” en Biarritz donde Saioa profundizó su irrefrenable impulso creativo. Con su título en mano, voló a Australia, donde encontró algo más que una manera de perfeccionar su inglés. "Me quedé una temporada con Chris Garrett, un amigo “shaper” de mi padre. Allí tuve delante de mis ojos, lo que había conocido durante mucho tiempo con mi padre: un taller de shaper de forma total. Llamé a mi padre y le dije: "Me encanta el shape, ¿podemos trabajar en ello cuando regrese a casa? Se alegró mucho de que se lo dijera”. Una vez de vuelta en Francia, Saioa construyó su primera tabla con su padre. Redescubrió todas las facetas y etapas del “shaping”. "El “shape” se asemeja a todo lo que me gustaba en la escuela de arte: el trabajo manual, la concepción y el diseño. Tienes el volumen, el material, la resina, la escultura, así como la parte técnica, porque hacer una tabla es un proceso muy estudiado". Al dar vida a esta primera tabla, Saioa no sólo pone fin a una década sin surf, sino que reaviva una verdadera emoción, el simple placer de transformar una idea sobre un papel, en un objeto real que sea a la vez estético y funcional siendo capaz de flotar. "No esperaba que todo fuera tan rápido, pero al aceptar un trabajo en “la Shaper House” de Biarritz, pasé de ser alumna a profesora. El hecho de poder intercambiar con otros shaper y rodearme de alumnos que, como yo, cometen errores, es muy formador."
A medio camino entre una herencia familiar, una forma de expresión y un oficio, el “shape” reúne lo que fascina a Saioa. "Siempre me ha gustado construir, hurgar, encontrar pequeñas cosas y juntarlas. También hago alfarería, cerámica y pintura. Así que el hecho de que esta faceta manual, se mezcle ahora con mi trabajo es estupendo". En 2023, el “shape” sigue siendo una profesión mayoritariamente ejercida por hombres. Pero a sus 27 años, Saioa ha optado por estar más que nunca en acción, no sólo viendo cómo lo hacen otros, sino atreviéndose con la suficiente perspectiva y curiosidad como para ofrecer tablas polivalentes. Es el caso, en particular, de su serie de cinco tablas realizadas en colaboración con OXBOW y realizadas enteramente a mano con su padre Axel: "Reinventamos el modelo “La Côte”, una tabla que mi padre había hecho para mí hace unos años. Diseñamos este modelo para un surf divertido, con mucho volumen en el nose, un bottom sencillo pero eficaz. Es una tabla mid-lenght, entre 7 y 8 pies, potente, reactiva y fácil de manejar para todos los niveles, desde los principiantes hasta los que quieren progresar hacia un buen nivel. ¡Una auténtica navaja suiza!” Heredera natural de un saber hacer, Saioa Lorentz es consciente del privilegio que supone poder beneficiarse de tan preciados conocimientos al tiempo que forja su propia visión y afina su propio ojo. "Tener la oportunidad de trabajar con mi padre en su garaje es genial. Este proyecto surgió de forma natural, estamos muy contentos”.
